Chicos, como les comenté, la siguiente lectura es para que adelanten trabajo. Una sugerencia para cuando comencemos a hacer nuestro ensayo. Suena feo, pero no quisiera tener a sus papás después de receso diciéndome que les arruiné el paseo. Les dejo el link del texto de William Ospina en Pdf. Recuerden su responsabilidad ecológica antes de pensar en imprimirlo, recomiendo leerlo en pantalla y tomar apuntes en el cuaderno.

http://www.4shared.com/get/U1-syuuc/ospina_william-_donde_esta_la_.html

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martes, 12 de octubre de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Chicos, disculpen la demora. Problemas técnicos...

La película la pueden a continuación (si el Blog no les carga o algo así, la pueden ver haciendo click aquí)

El texto de William Ospina, entre esta noche y mañana lo subo.
Saludos a todos


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lunes, 11 de octubre de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Bueno, muchachos, a continuación podrán ver dos cuentos con tramas similares. Juzguen ustedes cuál es el mejor. A mi juicio, uno es mucho más técnico que el otro, pero al que le falta algo de técnica,  tiene una gran fuerza. Sin duda, dos obras maestras, un encuentro de titanes

En esta esquina, con pantalones azules, guantes rojos y la fuerza digna de un boxeador australiano narrado por Jack London, el cuento de Hernando Téllez, del cual estamos trabajando el Cómic.

Espuma y nada más

No saludó al entrar. Yo estaba repasando sobre una badana la mejor de mis navajas. Y cuando lo reconocí me puse a temblar. Pero él no se dio cuenta. Para disimular continué repasando la hoja. La probé luego sobre la yema del dedo gordo y volví a mirarla contra la luz. En ese instante se quitaba el cinturón ribeteado de balas de donde pendía la funda de la pistola. Lo colgó de uno de los clavos del ropero y encima colocó el kepis. Volvió completamente el cuerpo para hablarme y, deshaciendo el nudo de la corbata, me dijo: “Hace un calor de todos los demonios. Aféiteme.” Y se sentó en la silla. Le calculé cuatro días de barba. Los cuatro días de la última excursión en busca de los nuestros. El rostro aparecía quemado, curtido por el sol.


Me puse a preparar minuciosamente el jabón. Corté unas rebanadas de la pasta, dejándolas caer en el recipiente, mezclé un poco de agua tibia y con la brocha empecé a revolver. Pronto subió la espuma. “Los muchachos de la tropa deben tener tanta barba como yo.” Seguí batiendo la espuma. “Pero nos fue bien, ¿sabe? Pescamos a los principales. Unos vienen muertos y otros todavía viven. Pero pronto estarán todos muertos.” “¿Cuántos cogieron?” pregunté. “Catorce. Tuvimos que internarnos bastante para dar con ellos. Pero ya la están pagando. Y no se salvará ni uno, ni uno.” Se echó para atrás en la silla al verme la brocha en la mano, rebosante de espuma. Faltaba ponerle la sábana. Ciertamente, yo estaba aturdido. Extraje del cajón una sábana y la anudé al cuello de mi cliente. Él no cesaba de hablar. Suponía que yo era uno de los partidarios del orden. “El pueblo habrá escarmentado con lo del otro día,” dijo. “Sí,” repuse mientras concluía de hacer el nudo sobre la oscura nuca, olorosa a sudor. “¿Estuvo bueno, verdad?” “Muy bueno,” contesté mientras regresaba a la brocha. El hombre cerró los ojos con un gesto de fatiga y esperó así la fresca caricia del jabón.



Jamás lo había tenido tan cerca de mí. El día en que ordenó que el pueblo desfilara por el patio de la escuela para ver a los cuatro rebeldes allí colgados, me crucé con él un instante. Pero el espectáculo de los cuerpos mutilados me impedía fijarme en el rostro del hombre que lo dirigía todo y que ahora iba a tomar en mis manos. No era un rostro desagradable, ciertamente. Y la barba, envejeciéndolo un poco, no le caía mal. Se llamaba Torres. El capitán Torres. Un hombre con imaginación, porque ¿a quién se le había ocurrido antes colgar a los rebeldes desnudos y luego ensayar sobre determinados sitios del cuerpo una mutilación a bala? Empecé a extender la primera capa de jabón. El seguía con los ojos cerrados. “De buena gana me iría a dormir un poco,” dijo, “pero esta tarde hay mucho qué hacer.” Retiré la brocha y pregunté con aire falsamente desinteresado: “¿Fusilamiento?” “Algo por el estilo, pero más lento,” respondió. “¿Todos?” “No. Unos cuantos apenas.” Reanudé de nuevo la tarea de enjabonarle la barba. Otra vez me temblaban las manos.

El hombre no podía darse cuenta de ello y ésa era mi ventaja. Pero yo hubiera querido que él no viniera. Probablemente muchos de los nuestros lo habrían visto entrar. Y el enemigo en la casa impone condiciones. Yo tendría que afeitar esa barba como cualquiera otra, con cuidado, con esmero, como la de un buen parroquiano, cuidando de que ni por un solo poro fuese a brotar una gota de sangre. Cuidando de que en los pequeños remolinos no se desviara la hoja. Cuidando de que la piel, quedara limpia, templada, pulida, y de que al pasar el dorso de mi mana por ella, sintiera la superficie sin un pelo. Sí. Yo era un revolucionario clandestino, pero era también un barbero de conciencia, orgulloso de la pulcritud en su oficio. Y esa barba de cuatro días se prestaba para una buena faena. Tomé la navaja, levanté en ángulo oblicuo las dos cachas, dejé libre la hoja y empecé la tarea, de una de las patillas hacia abajo. La hoja respondía a la perfección.



El pelo se presentaba indócil y duro, no muy crecido, pero compacto. La piel iba apareciendo poco a poco. Sonaba la hoja con su ruido característico, y sobre ella crecían los grumos de jabón mezclados con trocitos de pelo. Hice una pausa para limpiarla, tomé la badana, de nuevo yo me puse a asentar el acero, porque soy un barbero que hace bien sus cosas. El hombre que había mantenido los ojos cerrados, los abrió, sacó una de las manos por encima de la sábana, se palpó la zona del rostro que empezaba a quedar libre de jabón, y me dijo: “Venga usted a las seis, esta tarde, a la Escuela.” “¿Lo mismo del otro día?,” le pregunté horrorizado. “Puede que resulte mejor,” respondió. “¿Qué piensa usted hacer?” “No sé todavía. Pero nos divertiremos.” Otra vez se echó hacia atrás y cerró los ojos. Yo me acerqué con la navaja en alto. “¿Piensa castigarlos a todos?,” aventuré tímidamente. “A todos.” El jabón se secaba sobre la cara. Debía apresurarme. Por el espejo, miré hacia la calle. Lo mismo de siempre: la tienda de víveres y en ella dos o tres compradores. Luego miré el reloj: las dos y veinte de la tarde. La navaja seguía descendiendo. Ahora de la otra patilla hacia abajo. Una barba azul, cerrada. Debía dejársela crecer como algunos poetas o como algunos sacerdotes.



Le quedaría bien. Muchos no lo reconocerían. Y mejor para él, pensé, mientras trataba de pulir suavemente todo el sector del cuello. Porque allí sí que debía manejar con habilidad la hoja, pues el pelo, aunque es agraz, se enredaba en pequeños remolinos. Una barba crespa. Los poros podían abrirse, diminutos, y soltar su perla de sangre. Un buen barbero como yo finca su orgullo en que eso no ocurra a ningún cliente. Y éste era un cliente de calidad. ¿A cuántos de los nuestros había ordenado matar? ¿A cuántos de los nuestros había ordenado que los mutilaran?... Mejor no pensarlo. Torres no sabía que yo era un enemigo. No lo sabía él ni lo sabían los demás. Se trataba de un secreto entre muy pocos, precisamente para que yo pudiese informar a los revolucionarios de lo que Torres estaba haciendo en el pueblo y de lo que proyectaba hacer cada vez que emprendía una excursión para cazar revolucionarios. Iba a ser, pues, muy difícil explicar que yo lo tuve entre mis manos y lo dejé ir tranquilamente, vivo y afeitado. La barba le había desaparecido casi completamente. Parecía más joven, con menos años de los que llevaba a cuestas cuando entró.



Yo supongo que eso ocurre siempre con los hombres que entran y salen de las peluquerías. Bajo el golpe de mi navaja Torres rejuvenecía, sí; porque yo soy un buen barbero, el mejor de este pueblo, lo digo sin vanidad. Un poco más de jabón, aquí, bajo la barbilla, sobre la manzana, sobre esta gran vena. ¡Qué calor! Torres debe estar sudando como yo. Pero él no tiene miedo. Es un hombre sereno que ni siquiera piensa en lo que ha de hacer esta tarde con los prisioneros.
En cambio yo, con esta navaja entre las manos, puliendo y puliendo esta piel, evitando que brote sangre de estos poros, cuidando todo golpe, no puedo pensar serenamente. Maldita la hora en que vino, porque yo soy un revolucionario pero no soy un asesino. Y tan fácil como resultaría matarlo. Y lo merece. ¿Lo merece? No, ¡qué diablos! Nadie merece que los demás hagan el sacrificio de convertirse en asesinos. ¿Qué se gana con ello? Pues nada. Vienen otros y otros y los primeros matan a los segundos y éstos a los terceros y siguen y siguen hasta que todo es un mar de sangre. Yo podría cortar este cuello, así, ¡zas! No le daría tiempo de quejarse y como tiene los ojos cerrados no vería ni el brillo de la navaja ni el brillo de mis ojos. Pero estoy temblando como un verdadero asesino. De ese cuello brotaría un chorro de sangre sobre la sábana, sobre la silla, sobre mis manos, sobre el suelo. Tendría que cerrar la puerta. Y la sangre seguiría corriendo por el piso, tibia, imborrable, incontenible, hasta la calle, como un pequeño arroyo escarlata.



Estoy seguro de que un golpe fuerte, una honda incisión, le evitaría todo dolor. No sufriría. ¿Y qué hacer con el cuerpo? ¿Dónde ocultarlo? Yo tendría que huir, dejar estas cosas, refugiarme lejos, bien lejos. Pero me perseguirían hasta dar conmigo. “El asesino del Capitán Torres. Lo degolló mientras le afeitaba la barba. Una cobardía.” Y por otro lado: “El vengador de los nuestros. Un nombre para recordar (aquí mi nombre). Era el barbero del pueblo. Nadie sabía que él defendía nuestra causa...” ¿Y qué? ¿Asesino o héroe? Del filo de esta navaja depende mi destino. Puedo inclinar un poco más la mano, apoyar un poco más la hoja, y hundirla. La piel cederá como la seda, como el caucho, como la badana. No hay nada más tierno que la piel del hombre y la sangre siempre está ahí, lista a brotar. Una navaja como ésta no traiciona.

Es la mejor de mis navajas. Pero yo no quiero ser un asesino, no señor. Usted vino para que yo lo afeitara. Y yo cumplo honradamente con mi trabajo... No quiero mancharme de sangre. De espuma y nada más. Usted es un verdugo y yo no soy más que un barbero. Y cada cual en su puesto. Eso es. Cada cual en su puesto. La barba había quedado limpia, pulida y templada. El hombre se incorporó para mirarse en el espejo. Se pasó las manos por la piel y la sintió fresca y nuevecita. “Gracias,” dijo. Se dirigió al ropero en busca del cinturón, de la pistola y del kepis. Yo debía estar muy pálido y sentía la camisa empapada. Torres concluyó de ajustar la hebilla, rectificó la posición de la pistola en la funda y, luego de alisarse maquinalmente los cabellos, se puso el kepis. Del bolsillo del pantalón extrajo unas monedas para pagarme el importe del servicio. Y empezó a caminar hacia la puerta. En el umbral se detuvo un segundo y volviéndose me dijo: “Me habían dicho que usted me mataría. Vine para comprobarlo. Pero matar no es fácil. Yo sé por qué se lo digo.” Y siguió calle abajo.

Y en esta otra esquina, con pantalones amarillos, guantes rojos y toda la técnica del arquitecto de Macondo, el cuento de Gabriel García Márquez.

Un día de estos

El lunes amaneció tibio y sin lluvia. Don Aurelio Escovar, dentista sin título y buen madrugador, abrió su gabinete a las seis. Sacó de la vidriera una dentadura postiza montada aún en el molde de yeso y puso sobre la mesa un puñado de instrumentos que ordenó de mayor a menor, como en una exposición. Llevaba una camisa a rayas, sin cuello, cerrada arriba con un botón dorado, y los pantalones sostenidos con cargadores elásticos. Era rígido, enjuto, con una mirada que raras veces correspondía a la situación, como la mirada de los sordos.



Cuando tuvo las cosas dispuestas sobre la mesa rodó la fresa hacia el sillón de resortes y se sentó a pulir la dentadura postiza. Parecía no pensar en lo que hacía, pero trabajaba con obstinación, pedaleando en la fresa incluso cuando no se servía de ella.
Después de las ocho hizo una pausa para mirar el cielo por la ventana y vio dos gallinazos pensativos que se secaban al sol en el caballete de la casa vecina. Siguió trabajando con la idea de que antes del almuerzo volvería a llover. La voz destemplada de su hijo de once años lo sacó de su abstracción.
-Papá.


-Qué.
-Dice el alcalde que si le sacas una muela.
-Dile que no estoy aquí.
Estaba puliendo un diente de oro. Lo retiró a la distancia del brazo y lo examinó con los ojos a medio cerrar. En la salita de espera volvió a gritar su hijo.
-Dice que sí estás porque te está oyendo.
El dentista siguió examinando el diente. Sólo cuando lo puso en la mesa con los trabajos terminados, dijo:
-Mejor.
Volvió a operar la fresa. De una cajita de cartón donde guardaba las cosas por hacer, sacó un puente de varias piezas y empezó a pulir el oro.
-Papá.
-Qué.
Aún no había cambiado de expresión.
-Dice que si no le sacas la muela te pega un tiro.
Sin apresurarse, con un movimiento extremadamente tranquilo, dejó de pedalear en la fresa, la retiró del sillón y abrió por completo la gaveta inferior de la mesa. Allí estaba el revólver.
-Bueno -dijo-. Dile que venga a pegármelo.
Hizo girar el sillón hasta quedar de frente a la puerta, la mano apoyada en el borde de la gaveta. El alcalde apareció en el umbral. Se había afeitado la mejilla izquierda, pero en la otra, hinchada y dolorida, tenía una barba de cinco días. El dentista vio en sus ojos marchitos muchas noches de desesperación. Cerró la gaveta con la punta de los dedos y dijo suavemente:
-Siéntese.
-Buenos días -dijo el alcalde.
-Buenos -dijo el dentista.
Mientras hervían los instrumentos, el alcalde apoyó el cráneo en el cabezal de la silla y se sintió mejor. Respiraba un olor glacial. Era un gabinete pobre: una vieja silla de madera, la fresa de pedal, y una vidriera con pomos de loza. Frente a la silla, una ventana con un cancel de tela hasta la altura de un hombre. Cuando sintió que el dentista se acercaba, el alcalde afirmó los talones y abrió la boca.
Don Aurelio Escovar le movió la cara hacia la luz. Después de observar la muela dañada, ajustó la mandíbula con una cautelosa presión de los dedos.
-Tiene que ser sin anestesia -dijo.
-¿Por qué?
-Porque tiene un absceso.
El alcalde lo miró en los ojos.
-Está bien -dijo, y trató de sonreír. El dentista no le correspondió. Llevó a la mesa de trabajo la cacerola con los instrumentos hervidos y los sacó del agua con unas pinzas frías, todavía sin apresurarse. Después rodó la escupidera con la punta del zapato y fue a lavarse las manos en el aguamanil. Hizo todo sin mirar al alcalde. Pero el alcalde no lo perdió de vista.
Era una cordal inferior. El dentista abrió las piernas y apretó la muela con el gatillo caliente. El alcalde se aferró a las barras de la silla, descargó toda su fuerza en los pies y sintió un vacío helado en los riñones, pero no soltó un suspiro. El dentista sólo movió la muñeca. Sin rencor, más bien con una amarga ternura, dijo:
-Aquí nos paga veinte muertos, teniente.
El alcalde sintió un crujido de huesos en la mandíbula y sus ojos se llenaron de lágrimas. Pero no suspiró hasta que no sintió salir la muela. Entonces la vio a través de las lágrimas. Le pareció tan extraña a su dolor, que no pudo entender la tortura de sus cinco noches anteriores. Inclinado sobre la escupidera, sudoroso, jadeante, se desabotonó la guerrera y buscó a tientas el pañuelo en el bolsillo del pantalón. El dentista le dio un trapo limpio.
-Séquese las lágrimas -dijo.
El alcalde lo hizo. Estaba temblando. Mientras el dentista se lavaba las manos, vio el cielorraso desfondado y una telaraña polvorienta con huevos de araña e insectos muertos. El dentista regresó secándose las manos. “Acuéstese -dijo- y haga buches de agua de sal.” El alcalde se puso de pie, se despidió con un displicente saludo militar, y se dirigió a la puerta estirando las piernas, sin abotonarse la guerrera.
-Me pasa la cuenta -dijo.
-¿A usted o al municipio?


El alcalde no lo miró. Cerró la puerta, y dijo, a través de la red metálica.


-Es la misma vaina.





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viernes, 1 de octubre de 2010 Posted in | | 1 Comments »

El cuento ‘Un día de estos’, de Gabriel García Márquez, Descargar aquí, se encuentra alterado en diez párrafos que el estudiante podrá identificar porque se encuentran en letra cursiva. Los párrafos en cuestión se encuentran sin comas ni puntos seguidos, tal como lo establece el siguiente inventario:



Primer párrafo

4 puntos
9 comas


Segundo párrafo

1 punto
3 comas


Tercer párrafo

2 puntos


Cuarto párrafo

4 puntos
4 comas


Quinto párrafo

4 puntos
5 comas

Sexto párrafo

1 punto
1 coma

Séptimo párrafo

5 puntos
1 coma


Octavo párrafo

4 puntos
4 comas

Noveno párrafo

5 puntos
4 comas

Décimo párrafo

5 puntos
4 comas


El estudiante deberá ubicarlos y explicar, en hoja examen aparte, cada uno de los puntos y las comas ubicados, según los casos que se vieron en clase durante el bimestre y que se encuentran en la cartilla de producción textual.


NOTA: El séptimo párrafo tiene marcada una coma que el profesor ha preferido dejar, ya que su aplicación puede dar lugar a confusiones, debido a que el autor la ha ubicado, al parecer, por cuestiones de estilo. Esta coma, por supuesto, no se cuenta en el inventario.


Esta actividad debe ser entregada el próximo 30 de septiembre. Cabe recalcar que, en horas de descanso el profesor atenderá dudas e inquietudes de los estudiantes durante el desarrollo de su trabajo.



ASESORÍA PERSONALIZADA

El mismo 30 de septiembre se realizará la asesoría personalizada de 3:30 a 5:00p.m. Ésta consiste en la socialización y revisión de los talleres presentados por los estudiantes, aclarando dudas respecto a la aplicación de cada signo de puntuación.


EVALUACIÓN DE RECUPERACIÓN

El próximo 7 de octubre, de 3:30 a 5:00p.m., se llevará a cabo evaluación de recuperación escrita, consistente en una actividad similar a la planteada en el taller de recuperación.

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viernes, 24 de septiembre de 2010 Posted in | | 0 Comments »

De acuerdo con el plan de mejoramiento que cada uno de ustedes tiene, les dejo el texto de Hernando Valencia Goelkel: ¿Qué sabía Santiago Nasar? Léanlo con mucha atención, ya que es una lectura bastante exigente. Es muy importante el uso del diccionario.

El texto lo pueden descargar aquí:

http://www.4shared.com/document/6rOKPQNL/qu_saba_Santiago_Nasar.html

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sábado, 19 de junio de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Para quienes no tuvieron la oportunidad de verla el miércoles y quienes se perdieron el comienzo, les dejo el enlace de Megavideo de Crónica de una muerte anunciada, así podrán verla online.

El ejercicio de confrontación de la película con el libro, se realizará según se concerten los aspectos metodológicos con los profes de español (Andrea o Leonardo), según el curso.

De todos modos, las siguientes preguntas les pueden orientar las propuestas temáticas de los ensayos, ustedes escogen una o proponen otra que no haya sido contemplada y les parezca interesante

  • ¿Hay Cambios en el narrador? ¿Por qué?
  • ¿Cómo cambia la película las imágenes mentales que genera el libro?
  • ¿Se puede decir que García Márquez utiliza en su libro un lenguaje “cinematográfico”?
  • ¿Se puede decir que la película emplea un estilo propio de la narración literaria?
  • ¿Cómo se trabaja el tiempo en la película con relación al libro?
  • ¿En alguno de los dos formatos (libro/película), se da mayor relevancia a la historia de amor?
  • ¿Hay alguna relación con el Costumbrismo? Si la hay: ¿La presenta mejor el libro o la película?
  • ¿La película plantea episodios que no se narran en el libro? ¿Por qué?
  • Si fueras el director de la película: ¿habrías planteado alguna otra forma de adaptar el libro? ¿Cómo? ¿Por qué?
  • ¿En qué medida, tanto el libro como la película, presentan una crítica a la sociedad?
  • ¿Cómo cambia Cristo Bedoya en la película, respecto al libro?

 

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viernes, 28 de mayo de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Pensando en que es necesaria una contextualización y un repaso de los temas vistos, para poder hablar de análisis del discurso oral, les dejo estos tres juegos de diapositivas, que encontré en un Blog bastante interesante, las cuales abordan el tema de una manera clara y sencilla. Espero sus mapas mentales:






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martes, 11 de mayo de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Bueno, con algunos de ustedes hemos planteado algunos ejercicios para fortalecer la argumentación, antes de que empecemos a formular nuestro ensayo.

A continuación les dejo el dilema ético que estamos trabajando:

El primer ministro de Canadá se ve en la obligación de tomar una decisión trascendental. En los caladeros de Terranova se están agotando los recursos pesqueros. Canadá tiene una gran flota pesquera que da de comer a ciento de miles de familias. Para los científicos y ecologistas el agotamiento de la pesca es debido a la pesca excesiva e incontrolada de los caladeros, a la mala gestión de los recursos marinos y a la contaminación marina.

Para los profesionales de la pesca el agotamiento de los bancos de peces es debido a la voracidad de las focas que están acabando con las poblaciones de bacalao y otras especies comerciales para lo que proponen la muerte de 1.200.000 focas en cuatro años.


¿Qué debe de hacer el primer ministro de Canadá, firmar o no la autorización de la matanza de focas?
Antes de que se pongan a opinar sobre qué debe o no hacer el primer ministro, recuerden que el objetivo de este ejercicio es identificar los elementos de la argumentación. De modo que primero respondan a: ¿Cuál es el tema de la situación que se les está planteando? ¿En qué consiste la Pregunta problema? ¿Cómo podrían formular una Tesis? ¿Qué argumentos puede tener el ministro para tomar una decisión?

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miércoles, 28 de abril de 2010 Posted in | , , | 0 Comments »

Pidiendo excusas por el olvido del viernes anterior, les dejo este texto del gran poeta peruano Antonio Cisneros...

Próximamente, el taller de recuperación.



Cuatro boleros Maroqueros




1.-
Con las últimas lluvias te largaste

y entonces yo creí

que para la casa más aburrida del suburbio

no habría primaveras ni otoños ni inviernos ni veranos.

Pero no.

Las estaciones se cumplieran

como estaban previstas en cualquier almanaque.

Y la dueña de la casa y el cartero

no me volvieron a preguntar

por ti.



2.-

Para olvidarme de ti y no mirarte

miro el viaje de las moscas por el aire

Gran Estilo

Gran Velocidad

Gran Altura.


3.

Para olvidarte me agarro al primer tren y salgo al campo

Imposible. Y es que tu ausencia

tiene algo de Flora de Fauna de Pic Nic.


4.-

No me aumentaron el sueldo por tu ausencia

sin embargo, el frasco de Nescafé me dura el doble

el triple las hojas de afeitar.

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viernes, 23 de abril de 2010 Posted in | , | 0 Comments »

El turno es para las mujeres...

El poema a continuación, es de la escritora uruguaya Ida Vitale

La palabra infinito



La palabra infinito es infinita,
la palabra misterio es misteriosa.
Ambas son infinitas, misteriosas.
Sílaba a sílaba intentas convocarlas
sin que una luz anuncie su dominio,
una sombra señale a qué distancia de ellas
está la opacidad en que te mueves.
Van a algún punto del resplandor y anidan,
cuando las dejas libres en el aire,
esperando que un ala inexplicable
te lleve hasta su vuelo.

¿Es más que su sabor el gusto de la vida ?

De "De procura de lo imposible" 1998

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viernes, 9 de abril de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Espero que hayan pasado una buena Semana Santa. Por mi parte, les cuento que a los profes que fuimos de misión al Casanare, la pasamos muy bien. Saludos de los niños que disfrutan de su apoyo con la campaña Compartir.

Les dejo los mapas conceptuales que habíamos acordado, esperando que los pasen a sus cuadernos. OJO: NO ACEPTARÉ MAPAS IMPRESOS Y PEGADOS. ¿Por qué? Porque suele pasar que los pegan sin siquiera leerlos.

Para ampliar, dan clic en la imagen.




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lunes, 5 de abril de 2010 Posted in | , , , | 0 Comments »

Bueno chicos, superado el paro, las incapacidades médicas, los conciertos, los ensayos de olimpiadas y demás distracciones, volvemos con el poema del viernes...
Este texto que les dejo pertenece a quien hoy es uno de los mejores poetas vivos de Colombia. De nuevo, Wikipedia les dirá algo más sobre Juan Manuel Roca. Por lo pronto, esta bella radiografía de nuestro país

UNA CARTA RUMBO A GALES

Me pregunta usted dulce señora
qué veo en estos días a este lado del mar.
Me habitan las calles de este país
para usted desconocido,
estas calles donde pasear es hacer un
largo viaje por la llaga,
donde ir a limpia luz
es llenarse los ojos de vendas y murmullos.

Me pregunta
qué siento en estos días a este lado del mar.
Un alfileteo en el cuerpo,
la luz de un frenocomio
que llega serena a entibiar
las más profundas heridas
nacidas de un poblado de días incoloros.

¿Y el sol?
El sol, un viejo drogo que ha lamido esas heridas.
Porque sabe usted, dulce señora,
es este país una confusión de calles y de heridas.

La entero a usted:
aquí hay palmeras cantoras
pero también hay hombres torturados.
Aquí hay cielos absolutamente desnudos
y mujeres encorvadas al pedal de la Singer
que hubieran podido llegar en su loco pedaleo
hasta Java y Burdeos,
hasta el Nepal y su pueblito de Gales,
donde supongo que bebía sombras su querido Dylan Thomas.
Las mujeres de este país son capaces
de coserle un botón al viento,
de vestirlo de organista.

Aquí crecen la rabia y las orquídeas por parejo,
no sospecha usted lo que es un país
como un viejo animal conservado
en los más variados alcoholes,
no sospecha usted lo que es vivir
entre lunas de ayer, muertos y despojos.

(Una breve anotación: Gales, es una pequeña nación del Reino Unido, de donde era una famosa mujer por sus esfuerzos humanitarios. Se trata de la princesa Diana de Gales, conocidad como "Lady Di" ¡Así como lo leen, historias de princesas en plenos años noventa! Fue muy importante a nivel mundial, pero falleció en un trágico accidente de tránsito en el año 1997. Se cree que a ella se refiere Roca en este poema)

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viernes, 26 de marzo de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Como veremos, la literatura de la colonia, y especialmente, de la independencia en Colombia, no arrojó una gran cantidad de obras. No obstante, es muy importante recordarla porue significó un cambio en la mentalidad de los entonces neogranadinos, y sentó las bases de nuestra identidad cultural.

Les dejo el texto de Simón Bolívar:

 Yo venía envuelto en el manto de Iris, desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas, y quise subir al atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt; seguílas audaz, nada me detuvo; llegué a la región glacial, el éter sofocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que pusieron las manos de la Eternidad sobre las sienes excelsas del dominador de los Andes. Yo me dije: este manto de Iris que me ha servido de estandarte, ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales, ha surcado los ríos y los mares, ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes; la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la libertad. Belona ha sido humillada por el resplandor de Iris, ¿y no podré yo trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra?

    ¡Sí podré!

    Y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía divino, dejé atrás las huellas de Humboldt, empañando los cristales eternos que circuyen el Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco al tocar con mi cabeza la copa del firmamento: tenía a mis pies los umbrales del abismo.
    Un delirio febril embarga mi mente; me siento como encendido por un fuego extraño y superior. Era el Dios de Colombia que me poseía.
    De repente se me presenta el Tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano…
    "Yo soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala el Infinito; no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte; miro lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente. ¿Por qué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ¿Que levantaros sobre un átomo de la creación, es elevaros? ¿Pensáis que los instantes que llamáis siglos pueden servir de medida a mis arcanos? ¿Imagináis que habéis visto la Santa Verdad? ¿Suponéis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del Infinito que es mi hermano".
     Sobrecogido de un terror sagrado, «¿cómo, ¡oh Tiempo! -respondí- no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino la tierra con mis plantas; llego al Eterno con mis manos; siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos; estoy mirando junto a mí rutilantes astros, los soles infinitos; mido sin asombro el espacio que encierra la materia, y en tu rostro leo la Historia de lo pasado y los pensamientos del Destino».
    "Observa -me dijo-, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres".
   El fantasma desapareció.
   Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita; resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados párpados: vuelvo a ser hombre, y escribo mi delirio.




¿Qué nos revela este texto sobre el papel que Bolívar desempeñó en la historia...?

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miércoles, 24 de marzo de 2010 Posted in | | 0 Comments »

El origen según los Muiscas...

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miércoles, 10 de marzo de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Cada viernes, un poema robado, para compartirlo con ustedes:

EN UN LUGAR
Por: E. E. Cummings

En un lugar en el que nunca he estado, felizmente más allá
de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil están las cosas que me cercan,
o aquellas que no puedo tocar porque están demasiado cerca

tu mirada más leve fácilmente puede descerrarme,
pese a que he cerrado mi ser como dedos,
vos me abrís siempre pétalo por pétalo, como la Primavera abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa


o, si es tu voluntad cerrarme, yo y
mi vida se cerrarán muy hermosamente, repentinamente,
como cuando el centro de esta flor imagina
la nieve descendiendo cuidadosamente en todas partes


Nada de lo que podemos percibir en este mundo se compara
con el poder de tu intensa fragilidad: cuya textura
me fuerza con el color de sus tierras,
mostrando muerte y eternidad con cada respiración


No sé que hay en vos que se cierra
y se abre.
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas.

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viernes, 19 de febrero de 2010 Posted in | | 0 Comments »

Las siguientes son las preguntas que orientarán su análisis de la información consultada, para que después podamos unificar criterios frente a los temas de literatura en el bimestre. OJO, RECUERDEN QUE ESTAMOS HABLANDO EN EL CONTEXTO COLOMBIANO, seleccionen bien la información que van a trabajar a la hora de responder las preguntas:

  1. ¿Qué es Literatura Precolombina?
  2. ¿Cuáles son sus principales características?
  3. ¿Cuáles son sus principales manifestaciones?
  4. ¿Qué es Crónica?
  5. ¿Qué es la Crónica de Indias?
  6. Explique el Contexto Histórico de la crónica de indias
  7. ¿Cuáles fueron las principales características de la crónica de indias?
  8. ¿Cuáles fueron sus principales autores y obras representativas?
  9. Establezca una línea del tiempo que contemple las primeras manifestaciones literarias en Colombia, desde la época precolombina hasta la colonia
  10. En un mapa de colombia, ubique las principales obras de la:
    1. Literatura precolombina: mitos de la creación
    2. Crónicas de Indias

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Chicos, les dejo algunos enlaces referentes a Oralitura:

El primero es una entrevista a un indígena chileno, que aclara algunas cosas referentes a qué es y cómo se manifiesta la "oralitura:

http://www.la-razon.com/versiones/20070803_005987/nota_244_462042.htm

El siguiente, corresponde al diccionario electrónico de literatura colombiana, donde dan una definición precisa y algunas de las principales manifestaciones. Les sugiero que busquen más acerca de algunas de ellas, porque el diccionario no profundiza en este sentido:

http://ihlc.udea.edu.co/delc/index.php?tema=546

Otro enlace a un diario. Éste presenta un análisis sobre algunas manifestaciones de la oralitura en Nicaragua. No hay definiciones, pero después de leerlo, pueden sacar sus propias conclusiiones:

http://www.elnuevodiario.com.ni/especiales/61767

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jueves, 18 de febrero de 2010 Posted in | , , | 1 Comments »


Bueno, la cosa comienza así:


Aquí publicaremos ocasionalmente diferentes textos, videos e imágenes que se trabajarán en clase de español. El objetivo es que cada uno de ustedes aproveche al máximo la herramienta que representa este espacio, para así poder enriquecer nuestra experiencia académica durante el 2010.
Es de vital importancia que, una vez realizada la lectura, comenten el post. Se espera de ustedes comentarios a la altura de jóvenes estudiantes con la capacidad de argumentar, de la que hacen gala todos los días en clase.
No está demás aclarar que cualquier comentario desobligante, y en general, el uso indebido de lasherramientas virtuales que trabajaremos, no sólo entorpecerá el trabajo de todos, sino que nos pondrá en la penosa necesidad de imponer sanciones que más adelante concertaremos con ustedes.
Espero que ésta sea una experiencia exitosa
Profe Leo

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martes, 9 de febrero de 2010 Posted in | | 3 Comments »